El seitán es un producto que se utiliza en la cocina vegetariana como sustituto de la carne. Su nombre procede de una combinación de las palabras japonesas que significan proteína correcta, pero no es un ingrediente que se consuma mucho en Japón si no es en la cocina vegetariana o macrobiótica.
Es una gran fuente de proteína porque es básicamente gluten de trigo. Si vamos lavando poco a poco una masa de harina de trigo hasta que se vaya la mayor parte del almidón, al final queda un trozo de gluten. Si lo cocinamos bien en un caldo hecho a base de salsa de soja, se obtiene seitán.
Sí, es mucho trabajo, pero también se vende seitán ya hecho. Lo podemos comprar en tiendas de alimentación natural.
Su textura y su apariencia se parecen a las de la carne, pero no resulta pesado a la hora de digerirlo. Personalmente me gusta sellarlo con fécula de patata y saltearlo, porque así se conserva la jugosidad en el interior y por fuera está crujiente.
Las patatas salteadas en sí nunca fallan, pero con seitán sale un plato redondo.
Ingredientes (para dos personas)
- 1 patata grande
- 1 pimiento verde
- 100g. de seitán
- 1 cucharada de fécula de patata
- 2 cucharadas de aceite (preferiblemente de sésamo)
- Sal (cantidad al gusto)
- Pimienta blanca (cantidad al gusto)
- Cortar todos los ingredientes en juliana.
- Poner fécula de patata sobre el seitán cortado y cubrir su superficie.
- Calentar el aceite en una sartén y freír el seitán a fuego medio fuerte.
- Cuando se haya sellado y la superficie del seitán haya adquirido un color dorado, freír tambien la patata y el pimiento.
- Cuando la patata esté transparente y el pimiento esté tierno, sazonar al gusto y servir.
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