La época de los guisantes comienza y acaba rápido. Por eso, cuando encuentro guisantes frescos, no los dejo escapar.
Presentando alguna otra receta, ya hemos dicho «más fácil imposible», y para la receta de hoy también repetiremos lo mismo, porque ni siquiera tenemos que sacar los guisantes de su vaina.
Sacar los guisantes de la vaina no suele considerarse una tarea difícil ni complicada, pero a veces me da pereza y no me gusta demasiado.
Rompo la vaina, se me escapa algún grano que se va rodando por ahí, lo busco, no lo encuentro y al irme un paso más allá, lo piso…
No sé cuánta gente es tan torpe como yo, pero con el plato de hoy ningún cocinero tiene problemas porque cada comensal saca los guisantes de su vaina a la hora de comerlos. Además, es una de las mejores maneras para saborear directamente los guisantes frescos de la época.
Los guisantes hechos en el horno en la vaina quedan tiernos y muy dulces concentrando toda la riqueza en el interior de cada grano. Mi pareja dice que su sabor se asemeja al del maíz.
Os animamos a añadir un plato más a la mesa de hoy si conseguís buenos guisantes.
Ingredientes:
- Guisantes frescos en su vaina
- Sal