¡Es la temporada de las castañas!

No puedo contener la emoción si hablo de estos frutos porque a mí, personalmente, las castañas son un alimento que me encanta. De hecho, casi puedo decir que es el alimento que más me gusta de todos.

El otro día fuimos a , un famoso pueblo de Cataluña por sus buenas aguas, que vienen embotelladas con el mismo nombre de la localidad.

Allí, por pura casualidad, pudimos participar en una visita guiada por una ruta llamada castanyer de les nou branques (castaño de las nueve ramas), que nos resultó muy interesante.

Viladrau, a parte de por sus aguas, también es conocido por la producción de castañas, y la ruta que hicimos consistía en caminar por montañas pobladas de castaños, para visitar al final un castaño gigante con una forma particular con nueve gruesas ramas (bueno, ahora ya solo son siete).

En Japón tenemos también unos castaños que cada otoño nos aportan unas auténticas delicias, pero aquí en España no había visto nunca cómo se producían las castañas.

Me sorprendió mucho al ver los castaños de Viladrau porque eran tan grandes y altos que parecían tocar el cielo. Parece que los castaños que se cultivan en España son de variedades diferentes a las japonesas. Los que conozco de Japón son más bajos y pequeños aunque sus frutos son grandes.

Según nuestro guía de excursión un árbol aporta una inmensa cantidad de frutos. Pero en gran parte de Cataluña no se pueden producir castañas porque sus tierras calcáreas no se adecuan al cultivo de estas plantas.

Tampoco sabíamos que la parte que comemos corresponde a las semillas del castaño, mientras que la cáscara exterior que pincha y te hace daño es el fruto. O sea, comemos las semillas y tiramos el fruto, a diferencia de lo que hacemos con la mayoría de las plantas.

Ese día, también por casualidad, llevaba en mi mochila un paquete de amaguri (literalmente «castañas dulces», que son castañas envasadas), un producto típico traído de Japón. Después del obento, lo tomamos de postre, con más gusto tras haber hecho un interesante recorrido y haber aprendido algo más de la planta que nos encanta.